9.21.2007

PROSOEMA No. 45 (21/09/2007)

FANTASMAS VENEZOLANOS

¡Mira!
¡Sí, tú, el que está leyendo!
¿Tú crees en fantasmas?
¿Verdad que no? ¡Qué vas a estar creyendo en fantasmas, si los fantasmas no existen!
Quien crea que los fantasmas existen está…
Bueno, no es del todo cierto que los fantasmas no existan. Existen en libros y en películas, y hasta en obras de teatro (y, una que otra vez, cuando nuestro miedo los hace aparecer en la oscuridad o en el momento en que nos sentimos solos).
Ya no hay fantasmas pero, al parecer, los hubo. Hubo bastantes y no sólo en Europa, sino en todo el mundo; incluso en nuestro país.
A lo mejor has oído la historia. Ahora la cuentan como una leyenda urbana.
Hubo un fantasma que se le apareció a muchas personas, en la carretera vieja de La Guaira. Era un fantasma femenino, una muchacha vestida de novia y con un ramo de flores entre sus manos, que pedía cola para que la subieran a Caracas.
Imagínate, a media noche, que tú vayas por una carretera oscura, te salga una muchacha vestida de novia y te pida que la lleves a su casa. ¿Le dirías que no?
Nadie le decía que no, pues nada más se le aparecía a hombres solos. El que la llevaba prácticamente se enamoraba de ella y, cuando la dejaba en su casa, se daba cuenta de que ella había dejado el ramo de flores en el asiento.
–¡Mmmm, qué bueno! ­–pensaba el repentino enamorado que, con el ramo en la mano, regresaba a la casa donde había dejado a la muchacha. Y cuál no era su sorpresa, cuando se enteraba que la muchacha había muerto hacía varios años.
Como te dije, esa historia es ahora una leyenda urbana. Existe aquí, en Caracas y también en países de América como Brasil, México y Estados Unidos o de Europa, como España, Italia o Grecia. Aquí en Caracas se conoce como la leyenda de la Novia del Litoral.
Si has ido alguna vez al Teatro Municipal, ahí en el centro de Caracas, frente a la torre Sur del Centro Simón Bolívar, a lo mejor has visto al fantasma de Antonio Guzmán Blanco, en uno de los palcos.
Guzmán Blanco fue cinco veces presidente de Venezuela, entre 1870 y 1888. Como a él le gustaba tanto el teatro, mandó a construir esa sala. Y, desde que se murió hasta hace unos pocos años, cientos de personas afirmaron haberlo visto, con su traje de gala –era general–, y su muy cuidada barba blanca.
Comencé diciéndote que los fantasmas no existen, pero ya te he hablado de dos. La información sobre esos fantasmas –y muchos otros-, la tomé de tres libros escritos por una persona que se ha dedicado a investigar estos seres sobrenaturales.
Ella se llama Mercedes Franco y, si quieres saber más de fantasmas venezolanos, te recomiendo que leas cualquiera de estos tres libros que ella ha hecho sobre ellos (o, mejor, los tres): ¡Vuelven los fantasmas!, de Monte Ávila Editores; La Piedra del duende, de Editorial Alfaguara y Diccionario de fantasmas, misterios y leyendas de Venezuela, de la colección Los libros de El Nacional.
Léelos y, quien quita que, la próxima vez que me leas, ya seas un fantasmólogo.