9.08.2007

PROSOEMA No. 43 (08-09-2007)

MENTIRAS POÉTICAS




Hora que voy de pasito
voy a cantar las mentiras:
por el mar corren las liebres
por el cerro las anguilas.

Yo tenía un caballo en Francia
con una pata en Jerez,
y de ver la maravilla
lo eligieron para juez.

Por el mar venía una chinche
con la cabeza en Fresnillo
y de ver la maravilla
la vistieron de amarillo.

De las costillas de un piojo
yo vi estar formando un puente,
y por el pico de un gallo
había de pasar la gente.

Un burro estaba estudiando
modo de subir al cielo,
cuando lo pudo aprender
tuvo que empezar de nuevo.

Óigame usted, señorita,
las mentiras le canté:
si le gustan, está bien,
si no, cántelas usted.
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La ciudad “No sé donde”

Hoy hace treinta mil años,
de la ciudad “No sé dónde”
me mandaron una carta
a las treinta de la noche.

Lo primero que me dicen
que la ciudad es muy grande,
que tiene treinta mil leguas,
fuera de los arrabales.

Las calles no son como éstas,
son de muy finos metales,
las muchachas que allá habitan
son aceitunas cordiales.

Las pilas llenas de aceite,
llenas y sin derramarse,
vuelan los patos asados
en sal, pimienta y vinagre.

Los templos son de azúcar:
de caramelo, los frailes,
monaguillos de panocha,
de miel los colaterales,
el sacristán, de antorcha,
y el canto, de queso grande.
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El piojo

El lunes me picó un piojo
y hasta el martes lo agarré,
para poderlo lazar,
cinco reatas reventé.

Para poderlo alcanzar
ocho caballos cansé,
para poderlo matar,
cuatro cuchillos quebré.

Para poderlo guisar
a todo el pueblo invité,
de los huesos que quedaron
un potrerito cerqué.

Yéndome para León
me encontré un zapatero,
y ya me daba el ingrato
veinte reales por el cuero.

El cuerito no lo vendo,
lo quiero para botines,
para hacerles su calzado
a toditos los catrines.

El cuerito no lo vendo,
lo quiero para tacones,
para hacerles su calzado
a toditos los mirones.
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Los veinte ratones

Arriba y abajo
por los callejones
pasa una tarita
con veinte ratones,
unos sin colita
y otros muy colones,
unos sin orejas
y otros orejones,
unos sin patitas
y otros muy patones,
unos sin ojitos
y otros muy ojones
unos sin narices
y otros narigones
unos sin chipito
y otros muy chipones...
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Textos tomado del libro Lírica infantil de México. Autor: Vicente T. Mendoza. Fondo de Cultura Económica, México, 1984.