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PRESENTACIÓN
Este número de Prosoema contiene tres poemas del nuevo libro de Luiz Carlos Neves, Versos paticojos de una pata coja y un breve ensayo de Mireya Tábuas titulado Contra la literatura infantil, que aunque ha sido publicado varias veces, nos parece que aún no es suficientemente conocido. Lo bajamos del espacio virtual Nireblog y lo ilustramos con imágenes alusivas a su discurso, que muestran cuanta razón tiene en lo que dice.
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Luiz Carlos Neves. Editora Isabel De los Ríos. Caracas, 2005.
Los poetas siempre han cantado a los animales silvestres o domésticos, pero ¿han observado las mascotas en la clínica veterinaria? Al igual que los niños (y los adultos), también los bichos muestran su ansiedad ante los médicos y dentistas.
En estos veteriversos, Luiz Carlos muestra una muy particular versión de las situaciones a las que se enfrentan los amigos de patas cuando les duele la panza.
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VERSOS PATICOJOS
Luiz Carlos Neves
Consulta
Doctora veterinaria
-le dijo la pata en un aria-.
Vengo a esta, su consulta
por susto, pata y pelusa.
Nadaba yo en un gran lago,
pescando peces, y de un gran tajo,
un cocodrilo o una anguila,
quiso engullirme cual golosina.
Piqué, batí las alas, grazné
y del tragón me escapé.
Pero me quedé, doctora,
calva, asustada y pata coja.
La doctora la atendió,
sacó la lengua, tosió,
y salió como un plumero,
con la pata en blanco yeso.
Doctora veterinaria
-le dijo la pata en un aria-.
Vengo a esta, su consulta
por susto, pata y pelusa.
Nadaba yo en un gran lago,
pescando peces, y de un gran tajo,
un cocodrilo o una anguila,
quiso engullirme cual golosina.
Piqué, batí las alas, grazné
y del tragón me escapé.
Pero me quedé, doctora,
calva, asustada y pata coja.
La doctora la atendió,
sacó la lengua, tosió,
y salió como un plumero,
con la pata en blanco yeso.
Consulto
Mi señor doctor veterinario,
le traigo aquí mi canario
junto con otras mascotas
porque estoy malo de la cocota:
Mi perro dejó el jardín
y usa del loro el trampolín.
Mueve el lomo la tortuga
como si fuese una oruga;
el gato es sólo un despiste,
todo el día comiendo alpiste.
A mi casa el morrocoy
la vigila desde hoy.
El pez dorado, al congelador
invadió, conquistador.
El ratón blancucho vuela
para ir a hasta la escuela.
¡Y todo el día el canario
anda leyendo el diccionario!
Mi señor doctor veterinario,
le traigo aquí mi canario
junto con otras mascotas
porque estoy malo de la cocota:
Mi perro dejó el jardín
y usa del loro el trampolín.
Mueve el lomo la tortuga
como si fuese una oruga;
el gato es sólo un despiste,
todo el día comiendo alpiste.
A mi casa el morrocoy
la vigila desde hoy.
El pez dorado, al congelador
invadió, conquistador.
El ratón blancucho vuela
para ir a hasta la escuela.
¡Y todo el día el canario
anda leyendo el diccionario!
Versículos titánicos
Sentadas en el salón
dos poetas de coturno
esperaban por su turno,
resistiendo su dolor
para hablar con el doctor.
La cacatúa, que trúa, trúa,
además de bien vivir
quería además escribir
versos de muy alto vuelo
y no podía
porque tenía
!mira qué cosa!
el ala rota
Y la tortuga, que cúa, cúa,
en su gran caparazón
escondía con desazón
un simpático cuaderno
de color rojo
con versos cojos
también cargaba
rota la pata.
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![](http://photos1.blogger.com/x/blogger2/2338/4311/320/658562/Luiz%20Carlos%202.jpg)
Siempre en el campo de la literatura infantil, ha resultado ganador de cuatro premios nacionales en el género cuento (1987, 1988, 1989 y 1990), tres en teatro (1987 y 1990), tres en poesía (todos en 1991); su novela Carabela calavera obtuvo el Premio Andino de Literatura Infantil Enka (1992) y su ensayo Poética y Robótica, sobre dramaturgia, fue premiado en el Festival Iberoamericano de Cádiz (España), en 1998. Sus obras más conocidas son Amigo es para eso, La gotica testaruda, Duendes de aquende y allende, Hazañas del Sapo Cururú y Nuevas hazañas del Sapo Cururú (cuentos); Porras y cachiporras, Cantar de Amor - Cantor de Mar, A jugar juglar, Arias imaginarias y Geografías traviesas (poesía), así como las novelas Carabela Calavera y Antojo de oso. La mayoría de estos títulos han sido publicados por Editora Isabel De los Ríos (telefax: 0058-212-551.38.96).
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CONTRA LA LITERATURA INFANTIL
Mireya Tábuas
![](http://photos1.blogger.com/x/blogger2/2338/4311/320/930613/Arco%20iris%20sonriente.jpg)
CUANDO VEO UN DIMINUTIVO soy Herodes. Me gustaría asesinarlo, retorcerle el pescuezo, desmembrarle el ito que le sobra, destripárselo, extirpárselo, hacerlo trizas. Lo mismo me sucede cuando veo un arcoiris que danza (porque los arcoiris nunca faltan), un conejo que canta, una mariposa enamorada de la luna (porque la luna nunca falta), un ratón encorbatado. Todos. Todos al crematorio.
De la literatura infantil se duda que sea literatura. Y muchas veces con razón. Y cuando se refiere a ella con el sustantivo literatura, pues se acompaña siempre además –inevitablemente, compasivamente– con el adjetivo infantil, como para aclarar, como para distinguir, como para nivelar –o desnivelar–, como para sacudírsela, pues. Para marcarla. De esta línea no pasas. Nosotros aquí. Ustedes por allá. A la literatura infantil se le ponen además, como añadidura, como deslave, el sagrado deber de educar, orientar, qué se yo, llevar al niño por el camino de un bien que el adulto cree necesario. Es entonces cómo, antes que poetas o escritores, los primeros jurados –una suerte de filtro– que tienen casi todos los concursos literarios internacionales de esa categoría son un grupo de docentes –bien derechitos ellos, con lupas–, filtrando marranadas, filtrando la palabra “culo”, que está mal dicha en un cuento, aunque los niños la digan en el recreo; filtrando dudas, tristezas, extravíos, filtrando lo que ellos creen que los niños no van a entender, adultos limitados de infancia. Los niños siguen siendo, para la mayoría de las editoriales, pulcros alumnitos sentados en primera fila. Y si no lo son –porque seguramente no lo son los hijos de los editores– pues entonces hay que llevarlos por el carril con las letras.
![](http://photos1.blogger.com/blogger2/2338/4311/320/Animalitos.jpg)
![](http://photos1.blogger.com/blogger2/2338/4311/320/counter_strike_condition_zero_large_2_800.jpg)
![](http://photos1.blogger.com/blogger2/2338/4311/320/Mariposa.jpg)
Creo que la literatura es un espacio para la representación, la ficcionalización, la revelación del sí mismo, para lo lúdico y también para lo doloroso, para el miedo, para la felicidad y la infelicidad. Para la vida. Incluso para la muerte. Y un libro es para tenerlo al lado, para que sea tu pana. Creo que bajo esos parámetros debe verse la literatura infantil. No es que ahora vamos a lanzarles un Counter Strike en cuatro tomos o una página porno versión papel. No es eso –así me reducirán los más conservadores, he ahí la perversa que quiere malograr a los carajitos–. No. El caso es que hay que pensar que ésos –los chamos que se ladillan un domingo porque tienen que ir a casa de la tía– son los niños que quieren leer y para que los libros los sientan como parte de ellos deben acompañarlos en el mundo en el que viven, deben ser sus cómplices.
![](http://photos1.blogger.com/blogger2/2338/4311/320/Venada%202.jpg)
Por eso yo digo. No escribo literatura infantil. Estoy en su contra. No me pidan diminutivos ni frases cortas ni lunas niñas que van al encuentro de nubes que han caído en el río. Yo escribo. Y tengo la suerte, la magnífica suerte, de que los niños me leen. Y que se enrojecen, se entristecen o se cagan de la risa con mis cosas.
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![](http://photos1.blogger.com/blogger2/2338/4311/320/Mireya%20T%3Fbuas.jpg)
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1 comentario:
¡Por fin! Gracias Mireya por plasmar en estas líneas lo que muchos pensamos (y expresamos) acerca de la "Literatura Infantil". Me he esforzado en que la "gente" entienda que los niños no son seres con una hélice menos en nuestro ADN, y que de paso, hay que construírsela según nuestros tan valorados "criterios". Criterios, que los niños se meten en la boca junto al chicle para escupirlos luego (ésto, cuando no se lo tragan). Ya basta de subestimar a los menores de "12", después se preguntan ¿por qué no leen? tienes razón! ¿hasta cuándo las carátulas con el Rey o la imagen de la abuela "chuchumeca"? No se trata de quitarles la fantasía, con meternos en su entorno y contexto, los resultados se pierden de vista. Dignifiquemos a nuestro público.
Saludos,
Anna Bucci
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